¿A qué edad es aconsejable comenzar a hacer deporte?
Durante los primeros años de vida la actividad física ayuda a
desarrollar nuestras formas básicas de movimiento, y a incorporar
patrones que en el futuro podrán servir para la práctica deportiva
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No hay restricciones de edad para
comenzar a realizar deportes o actividad física. (www.skinnymom.com)
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En la actualidad, uno de los problemas que se nos presenta es la vida
sedentaria, independientemente de la edad que se tenga, puesto que las
obligaciones diarias no dejan demasiado tiempo para poder llevar a cabo la
práctica de alguna actividad física o deporte.
Por lo tanto, se debe aprovechar cualquier situación cotidiana que nos
permita estar más tiempo en movimiento, como subir escaleras, ir caminando al
trabajo o a la escuela.
Los beneficios son innumerables, y como no existe una actividad física ideal,
se considera ejercicio a aquel que va desde el deporte de competición hasta un
simple paseo, ya que la actividad que se elija será adecuada dependiendo de la
edad, el estado de salud, y la personalidad de cada uno.
–¿En qué etapa de la vida conviene
comenzar a practicar un deporte?
Si bien en el ámbito de la Educación Física existen las llamadas “fases
sensibles”, en referencia a períodos particularmente favorables para la
incorporación y el desarrollo de las cualidades físicas, se considera que el inicio
de la práctica de cualquier deporte tiene más que ver con las ganas de
iniciarse que con la edad.
Lo importante, es que uno debe suponer que comenzar un deporte implica
un compromiso mayor que comenzar una actividad física. Para lo primero, se
requiere un esfuerzo superior por el progreso y tener ansias de resultados
positivos, independientemente de que estos lleguen o no; como también es
preciso dejar las individualidades de lado, para volcarse al trabajo grupal o
con otros.
De acuerdo a estos puntos, y teniendo en cuenta otros aspectos del
desarrollo psicomotriz, se puede decir que durante la primera infancia uno
comienza a iniciarse en el deporte, pero trabajando su costado más lúdico, las
formas jugadas, por lo cual no va a existir el deporte de manera pura. Para el
resto, no hay restricciones.
–¿Por qué es importante realizar
actividad física desde pequeños?
Desde el nacimiento, el movimiento es uno de los pilares fundamentales
para el desarrollo y el aprendizaje. Moviéndose, uno conoce y se reconoce.
Moviéndose con otros, uno puede tomar dimensión del resto y de qué lugar ocupa
en ese espacio compartido.
Durante los primeros años de vida la actividad física ayuda a
desarrollar nuestras formas básicas de movimiento, y a incorporar patrones, que
en el futuro podrán servir para la práctica deportiva, o para la ejecución
eficaz de movimientos cotidianos.
–¿Se puede decir que una persona que
hace deporte es más sana que aquella que no lo practica? ¿Por qué?
El “deporte” no es lo que marca la diferencia, sino la actividad física
constante, y de moderada a intensa. Una persona que se mueve, pone en
funcionamiento a todos sus órganos y sistemas, lo que hace suponer que estará
más saludable, enérgica y vigorosa que una persona sedentaria. Los beneficios
de la ejercitación física son innumerables, por lo cual es altamente
recomendable.
Algunos de los beneficios son la prevención de enfermedades cardíacas,
disminución de la grasa en la sangre y con el tiempo, las adiposidades
corporales, el aumento de la capacidad aeróbica y la disminución de la
frecuencia cardíaca (por lo que los quehaceres cotidianos resultarán menos
forzosos), mantiene o mejora los niveles de fuerza, velocidad, flexibilidad,
resistencia, y coordinación general. Y algo muy importante para nuestros días:
ayuda a reducir el stress, liberar tensiones, combatir ansiedades y depresión,
mejorar la autoestima, y el descanso nocturno.
–Si un adulto quiere comenzar a
practicar un deporte y nunca en su vida ha ejercitado, ¿puede empezar a hacerlo
ahora? Si es así, ¿qué deberá tener en cuenta antes de comenzar?
No hay restricciones de edad para comenzar a realizar deportes o
actividad física. Lo importante es estar aptos y para eso se recomiendan
exámenes de rutina y un aval médico, que nos garantice salubridad. Luego, se
sugiere trabajar progresivamente y siempre que se pueda, con un profesional
idóneo que pueda guiarnos, cuidarnos y asesorarnos.
DIABETES Y ACTIVIDAD FISICA
En el desayuno,
tostadas con manteca y dulce de leche. A media mañana, un alfajor. Por la
tarde, mate y bizcochitos. A pocos les resultaría un disparate aplicar ese menú
en su rutina diaria. Y para muchos es algo cotidiano, junto con las
hamburguesas, las papas fritas, los dulces, los fiambres y las gaseosas
azucaradas. Sumado al sedentarismo al que invitan las pantallas (el celular, la
televisión, la Play, el iPad) la mesa para el avance a pasos
agigantados de la diabetes está servida.
Las luces de alarma están encendidas en los sistemas sanitarios de todo el continente americano (y del mundo), donde hay alrededor de 62,8 millones de personas con diabetes, según cifras de 2011 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ya es una de las principales causas de muerte y discapacidad en la región y el pronóstico es altamente preocupante: si la tendencia se mantiene, en 2030 habrá casi 30 millones de enfermos más, lo que supone un salto del 50% en menos de 20 años. En Argentina, la prevalencia de la diabetes en la población adulta es del 9,6% (2,5 millones de personas).
La diabetes es una enfermedad crónica, no transmisible, que se caracteriza por niveles elevados de azúcar en sangre. Nueve de cada diez pacientes padecen el tipo 2 (son resistentes a la insulina o la producen en forma inadecuada), antes también conocida como “del adulto” porque hasta hace unos años diagnosticarla en un menor de 40 era un hecho inusual. Hoy ya no lo es.
Las luces de alarma están encendidas en los sistemas sanitarios de todo el continente americano (y del mundo), donde hay alrededor de 62,8 millones de personas con diabetes, según cifras de 2011 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ya es una de las principales causas de muerte y discapacidad en la región y el pronóstico es altamente preocupante: si la tendencia se mantiene, en 2030 habrá casi 30 millones de enfermos más, lo que supone un salto del 50% en menos de 20 años. En Argentina, la prevalencia de la diabetes en la población adulta es del 9,6% (2,5 millones de personas).
La diabetes es una enfermedad crónica, no transmisible, que se caracteriza por niveles elevados de azúcar en sangre. Nueve de cada diez pacientes padecen el tipo 2 (son resistentes a la insulina o la producen en forma inadecuada), antes también conocida como “del adulto” porque hasta hace unos años diagnosticarla en un menor de 40 era un hecho inusual. Hoy ya no lo es.
La prevalencia de
la enfermedad “aumenta en forma muy marcada, hablamos de una epidemia. Tiene
relación con la abundancia de la ingesta calórica y con el sedentarismo.
Esto lleva a la obesidad y la obesidad predispone a muchas cosas, entre ellas a
la diabetes tipo 2”, explicó a Clarín Pablo Arias, presidente de la Sociedad
Argentina de Diabetes. El médico endocrinólogo apuntó a los cambios negativos
en el estilo de vida “que hacen que esto se convierta en una amenaza cada vez
mayor”.
Los expertos hablan de la “cocacolización” de la vida cotidiana, fenómeno en el que las gaseosas, la comida chatarra y el uso del auto predisponen a la aparición de la enfermedad en edades cada vez más tempranas. “Los chicos no hacen deporte. La Play desplazó al club de barrio. Y cuando hay que recortar presupuesto siempre se recorta en horas de gimnasia”, cuestionó Arias. El aumento en el número de casos responde también al crecimiento en la expectativa de vida y en una mayor conciencia sobre la enfermedad, que hace que se consulte más rápido y se diagnostique más. También, a factores ambientales.
Los expertos hablan de la “cocacolización” de la vida cotidiana, fenómeno en el que las gaseosas, la comida chatarra y el uso del auto predisponen a la aparición de la enfermedad en edades cada vez más tempranas. “Los chicos no hacen deporte. La Play desplazó al club de barrio. Y cuando hay que recortar presupuesto siempre se recorta en horas de gimnasia”, cuestionó Arias. El aumento en el número de casos responde también al crecimiento en la expectativa de vida y en una mayor conciencia sobre la enfermedad, que hace que se consulte más rápido y se diagnostique más. También, a factores ambientales.
Si bien acertó en
las causas que favorecen su aparición, la presidenta Cristina Kirchner erró al
referirse a la población a la que afecta principalmente: “Es una enfermedad de
gente de alto poder adquisitivo, porque son sedentarios, porque comen mucho”,
dijo el mes pasado y despertó críticas. Los resultados de la Encuesta Nacional
de Factores de Riesgo de 2009 realizada por el Ministerio de Salud de la Nación
contrastan con su afirmación: la enfermedad es más frecuente en personas de
mayor índice de masa corporal, de más edad, en mujeres y con un bajo
nivel de remuneración. Y datos de la OMS señalan que casi el 80% de las
muertes por diabetes se producen en países de ingresos bajos o medios.
Una vez detectada la enfermedad “la gran mayoría de los pacientes con
diabetes tipo 2 lo que necesita es hacer una dieta saludable, actividad
física recreativa de tres horas por semana (unos 30 minutos diarios) y tomar
medicamentos que tienen un costo relativamente bajo, la metformina entre
ellos”, indicó Arias. Para quienes requieren mayor carga farmacológica, los
laboratorios han lanzado y trabajan en la mejora de tratamientos basados en
GLP1 y en insulinas más planas y de mayor duración que están dando buenos
resultados en el control del peso y en la reducción de las hipoglucemias, uno de los mayores temores de los
diabéticos.
“El paciente ideal es el que hace ejercicio, que sabe comer, que se chequea, que alcanza las metas de control y que a largo plazo mantiene el tratamiento”, afirmó el mexicano Rafael Violante, miembro del Consejo de la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD), en una cumbre de líderes sobre diabetes realizada recientemente en Lima, Perú. Además del azúcar en sangre, el diabético debe mantener controlado su colesterol, la presión arterial, el peso y los triglicéridos. También evitar el tabaco y el alcohol. Para Arias, que es también profesor titular de la cátedra de Fisiología Humana de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, el automonitoreo de la glucemia con medidores de glucosa domiciliarios es una “herramienta fundamental” a la que todos los pacientes deberían poder acceder.
El menú saludable del paciente diabético debe incluir legumbres (arvejas, lentejas, porotos), pescado, pastas secas al dente y verduras frescas, precisó Mónica Katz, directora de la carrera de médico especialista en Nutrición con orientación en Obesidad de la Universidad Favaloro. Además de las bebidas azucaradas, entre los desaconsejados se encuentran las tortas, las papas fritas chips, los fiambres, las barras de cereales energéticas y las hamburguesas triples, entre otras comidas, indicó la autora del libro “Somos lo que comemos”.
Pese a ser silenciosa y muchas veces asintomática (algunas señales de alerta pueden ser orinar mucho, perder peso, la falta de energía y la sed excesiva), la diabetes acarrea graves riesgos si no se la controla. Puede causar ceguera, daños en los riñones (insuficiencia renal) y en los nervios (llegando en algunos casos hasta la amputación). También incrementa severamente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, de hecho el infarto cardíaco es la la principal causa de muerte del paciente con diabetes.
Como en casi todas las enfermedades no transmisibles, el secreto está en la prevención, que incluye una alimentación adecuada y una buena dosis de ejercicio físico. Por eso, Arias aconseja “reforzar todo tipo de actividad que tenga que ver con la promoción de los hábitos saludables en la alimentación y se debe comenzar con los chicos porque después es más difícil cambiarle la forma de comer al adulto
“El paciente ideal es el que hace ejercicio, que sabe comer, que se chequea, que alcanza las metas de control y que a largo plazo mantiene el tratamiento”, afirmó el mexicano Rafael Violante, miembro del Consejo de la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD), en una cumbre de líderes sobre diabetes realizada recientemente en Lima, Perú. Además del azúcar en sangre, el diabético debe mantener controlado su colesterol, la presión arterial, el peso y los triglicéridos. También evitar el tabaco y el alcohol. Para Arias, que es también profesor titular de la cátedra de Fisiología Humana de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, el automonitoreo de la glucemia con medidores de glucosa domiciliarios es una “herramienta fundamental” a la que todos los pacientes deberían poder acceder.
El menú saludable del paciente diabético debe incluir legumbres (arvejas, lentejas, porotos), pescado, pastas secas al dente y verduras frescas, precisó Mónica Katz, directora de la carrera de médico especialista en Nutrición con orientación en Obesidad de la Universidad Favaloro. Además de las bebidas azucaradas, entre los desaconsejados se encuentran las tortas, las papas fritas chips, los fiambres, las barras de cereales energéticas y las hamburguesas triples, entre otras comidas, indicó la autora del libro “Somos lo que comemos”.
Pese a ser silenciosa y muchas veces asintomática (algunas señales de alerta pueden ser orinar mucho, perder peso, la falta de energía y la sed excesiva), la diabetes acarrea graves riesgos si no se la controla. Puede causar ceguera, daños en los riñones (insuficiencia renal) y en los nervios (llegando en algunos casos hasta la amputación). También incrementa severamente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, de hecho el infarto cardíaco es la la principal causa de muerte del paciente con diabetes.
Como en casi todas las enfermedades no transmisibles, el secreto está en la prevención, que incluye una alimentación adecuada y una buena dosis de ejercicio físico. Por eso, Arias aconseja “reforzar todo tipo de actividad que tenga que ver con la promoción de los hábitos saludables en la alimentación y se debe comenzar con los chicos porque después es más difícil cambiarle la forma de comer al adulto
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